Curiosidades de “Concierto de una noche de verano”, de Angel Luis Solano Atienza

Una noche de verano, un concierto, y una reflexiones de lo más variopintas y atractivas. Eso es lo que te —nos— ofrece Ángel Luis Solano Atienza, autor de Concierto de una noche de verano. Quien no dudó en decirle a un amigo, con unas cañas de por medio, que «los escritores somos hienas». ¿Y eso? Pues sigue leyendo.

«”Los escritores somos como hienas”, le respondí a un amigo mientras tomábamos unas cañas y me preguntó de dónde sacaba las ideas para escribir». Así empieza Angel Luis Solano Atienza estas curiosidades referidas a su novela Concierto de una noche de verano. ¿Así de impetuoso?

Mejor que nos lo explique él mismo: «Lo que quería decir es que somos (al menos yo) unos oportunistas: aprovechamos todo lo que sirva para crear una historia: una anécdota que oímos, nuestra propia experiencia directa, una reflexión que nos comentan…, y por supuesto, la imaginación. Todo eso lo metemos en el mortero y removemos con la esperanza de que cuaje. A veces se corta, y a veces somos afortunados y la mezcla acaba montando». Explicado, ¿verdad?

En el caso de esta novela, ¿cuál fue la chispa inicial, la culpable de que Concierto de una noche de verano sea una realidad? «La chispa inicial fue una fiesta de trabajo a la que asistí y que se salió un poco de madre —cuenta Angel Luis Solano Atienza—. ¿Alguna vez habéis ido a una fiesta en la que toda la tensión acumulada se libera de forma inapropiada gracias al alcohol? Yo sí. (Por cierto, un consejo: no vayáis a fiestas de trabajo. Si lo hacéis, no os desfaséis con la bebida. Avisados estáis)».

«Ah, el trabajo… —prosigue—. El necesario, amado en pocas ocasiones y odiado casi siempre trabajo. En él ocurre de todo: coqueteos, surgen parejas, riñas, envidias, compañerismo, amistad… Es un fascinante micro mundo que da mucho juego. (Otro consejo. No os echéis novia en el trabajo, puede acabar siendo una pesadilla).

En resumidas cuentas, este sería el contexto de la novela en el que se mueve el protagonista, Diego. “Un protagonista muy humano, en el sentido de que es muy imperfecto. Y él lo sabe, es sincero consigo mismo. Pero ¿por qué es sincero? Porque está en crisis (pero de una forma divertida)”, comenta Solano Atienza, quien apunta lo siguiente: “De cañas con otro amigo hablábamos de si era mejor haber tenido alguna crisis vital o no. Si no estás en crisis, no vas a cambiar, no vas a evolucionar. Pero, por otra parte, si no estás en crisis, ¿para qué cambiar? Experiencia/sabiduría vs. estabilidad/bienestar… ¿Cuál eliges? Todo esto está relacionado con la novela. Aunque hay muchas más cosas, claro. Entre ellas, algunas preguntas del tipo: ¿sabemos lo que queremos? ¿Nos conocemos realmente? ¿La seguiremos cagando? ¿He actuado bien? ¿Todo el mundo miente (sí, esto es de House)? Quizá la pregunta más importante de todas sería: ¿estoy verdaderamente satisfecho con mi vida? Y si no lo estoy ¿seré lo suficientemente valiente como para cambiar?”».

¿Qué te parece? Pues que sepas que «esta novela no da respuestas (válgame Dios), sólo pretende entretener y que te sientas identificado con algunos aspectos del protagonista», te dice Angel Luis Solano Atienza.

La respuesta, en las librerías.

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