Entrevista a José Miguel Molowny, autor de “Doce horas enlazados”

Hemos querido charlar con José Miguel Molowny, autor de Doce horas enlazados, para que nos cuente algunos de los secretos de su obra. He aquí la entrevista resultante:

Ediciones Lacre: ¿Qué se va a encontrar el lector en esta obra?

José Miguel Molowny: Nada nuevo bajo el sol.  Aquí hay una línea narrativa que se apoya en los corolarios de unas letras de boleros y otras canciones de siempre, que han sido el hilo conductor de esta historia ficticia. La imaginación del lector podrá convertir esta lectura en escenarios, imágenes… y hasta rememorar aquellas canciones.

E.L: ¿Por qué esta obra? ¿Qué te propones con ella?

J.M.M.: No ha habido una proposición a priori, ni tampoco a lo largo de esas doce horas. La ficción desarrolla unas circunstancias y unos hechos que quedan a la interpretación del lector.

E.L.: ¿Qué recomendarías al lector antes de comenzar a navegar por las páginas de esta obra?

J.M.M.: Que lo haga dispuesto a seguir un encuentro apasionante. La sucesión de diálogos y sus argumentos es  muy cambiante hasta llegar a un final, que no debe anticiparse.

E.L: ¿Cómo surgió la idea de escribir este libro?

J.M.M.: Reconozco que la letra que le oí cantar a Antonio Machín, allá por los cincuenta, en un teatro de Tenerife, me caló y siempre me ha hecho reflexionar con aquello de “lo que pudo haber sido y no fue”, y la he rescatado en varios momentos de mi vida.

E.L: ¿Dónde te has inspirado para escribir esta obra?

J.M.M.: Tal vez el argumento anterior y su reflexión fue el detonante. Esas cosas surgen de improviso y se empiezan a tomar unas notas, sin una intención expresa de escribir una novela.

E.L: ¿Qué método utilizas a la hora de escribir?

J.M.M.: Para mí no hay un método, sino la recopilación de ideas, referencias e intenciones. A partir de esas tres premisas se empiezan a ordenar las palabras, y en esta obra, en particular, se rescatan unas canciones cuyas letras contienen frases que son aplicables al contexto que se está desarrollando.

E.L.:  ¿Qué reglas sigues para escribir una obra como esta?

J.M.M.: Debo expresar, ante nada, que mi oficio es el de Arquitecto, en el que el próximo año haré los cincuenta años. Mi pasión por escribir nació en la infancia y juventud, pero la intensa actividad profesional la desplazó luego y la he venido a rescatar en los últimos años. Por ello, no puedo irrogarme este otro oficio de escritor, aunque me hubiera gustado. Lo dejamos en amante de la escritura. La influencia temprana de un padre culto y sabio me hizo amar la literatura. ¿Qué si tengo reglas? Creo que no. Cada novela nace en la mente de su escritor de manera distinta, y diría que aleatoria. Dos de las novelas que he escrito, una editada hace tres años, y la más reciente, a punto de serlo, surgieron, por ejemplo, de un conocimiento profundo de una zona que es Reserva de la Biosfera en Tenerife (Los arcanos de Anaga) y de la compilación de un montón de recuerdos personales de mi infancia (Ecos al final). Novelarlas me resultó un divertimento.

E.L: Valora brevemente Lacre Ediciones.

J.M.M.: Tengo que agradecer a Ediciones Lacre la acogida de esta novela, que presenté al Premio Biblioteca de Alejandría, y el rigor con que han llevado el proceso de preparación de su edición, al que se ha sumado mi conocida condición de ordenado.

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