Reseña de ‘En esa esquina del bosque’

Un buen día como otro cualquiera, María decide ir a correr al bosque y allí conoce a Gabriel. Los problemas persiguen a Gabriel y, en ocasiones, éste está más para allá que para acá, pero a partir de entonces ninguno puede dejar de pensar en el otro. Y es entonces cuando surgen los problemas de verdad…

La escena es la siguiente: chica que sale a correr por un bosque cercano y se topa allí con un chico. Se ven, se miran, hablan… Y ya no pueden empezar a dejar de pensar el uno en el otro. Y lo que sería el comienzo de una bonita historia de amor se convierte en la madre de todos los problemas.

Para empezar, ella, María, tiene novio. Se llama Eduardo y anda ligero de cascos. Es decir: le gustan todas. Pero, además, carece de paciencia, por lo que su facilidad para entrar en ebullición es máxima.

Seguimos: él, Gabriel, tampoco es lo que se podría llamar una persona demasiado centrada. Le sobran problemas y tampoco es que de cabeza ande muy allá, pero a María le atrae y algo más.

¿A quién recurre María para contarle sus cuitas y dudas? A su mejor amiga, Karina, pero resulta que bastante tiene ella con disimular que está enamorada del novio de su mejor amiga.

¡Ah! Falta Marco. ¿Qué quién es Marco? Para saberlo tendrás que leer En esa esquina del bosque, de Vanessa Bonilla. Sólo te contaremos que él si sabe cómo hacer reír, pero sólo cuando tiene los ojos rojos.

Menuda fauna, ¿no?, te estarás preguntando. Pues todos ellos son los protagonistas de la nueva novela de Vanessa Bonilla. Unos con sus problemas, otros con sus amores difíciles de camuflar, otros con sus cuitas a cuestas… Demasiados secretos por ocultar y preguntas por resolver. Y mucho menos cuando muchos de esos secretos se ocultan en una esquina de un bosque…

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