Allá por 2015, Juan Manuel Díaz Hinojal daba sus primeros pasos en el mundillo literario con Los mundos de Ravenholdt, novela protagonizada por un joven neoyorkino de 32 años llamado Casey que descubre la existencia de mundos paralelos. Y desde ese momento, su propia existencia cambia por completo. Ahora, en esta entrega, quien descubre esos mundos paralelos es otra neoyorkina, Alison Foster. Y lo hace de manera accidental…
La existencia de los mundos paralelos es algo que siempre ha escamado al hombre, quien no ceja de preguntarse acerca de su existencia. Hipótesis de la que vuelve a partir Juan Manuel Díaz Hinojal para presentarnos la segunda entrega de esta saga, ahora protagonizada por Alison Foster.
Cuando Alison Foster descubre la existencia de los mundos paralelos, se ve transportada por error a una ciudad futurista. Es allí donde conocerá a dos viajeros interdimensionales: un chico de su mismo mundo y un poderoso mago que han llegado hasta allí tras descifrar una serie de mensajes en forma de acertijos cuyo enigma no puede ser más gigantesco: conocer la identidad del autor de dichos acertijos. Dúo que se convertirá en trío tras demostrar Alison su valía para, a través de distintos mundos paralelos, recomponer las piezas de un rompecabezas cuya resolución podría poner en peligro o incluso acabar con la existencia de, al menos, 23 mundos alternativos.
Y mientras todo esto sucede en el plano comentado, en el mundo mágico-medieval de Haspadocia surge un nuevo villano con la potestad y astucia suficientes como para apoderarse de los cinco reinos y gobernar el mundo bajo su yugo.
¿Quién puede liberar a dicho mundo de ese terrible yugo? Quienes sean capaces de entender que 23 mundos no son suficientes para derrotarlo. Y la única manera de lograrlo es viajando más allá de lo conocido.
En consecuencia, una novela bien construida, original y amena, que tiene las claves de toda buena novela de ciencia ficción. Y está esperando que le hinques el diente.