Una cabaña, la más alejada de la aldea, al borde del bosque, y la llegada del invierno. Son los ingredientes del argumento de La bestia, de Andrea Araiza Castillo. Y el origen de todo, la muerte de una madre y el incomprensible abandono del padre. Momento el que Alnath tomará el mando de la casa. Objetivo: la supervivencia de él y de todos sus hermanos. Que no será nada fácil dado que son muchos los enemigos que los acechan.
La muerte de la madre y el abandono del padre ―incomprensible a ojos de Alnath y sus hermanos―, impulsa a éstos y a aquél a luchar por su supervivencia en la cabaña más alejada de la aldea, al borde del bosque. Una tarea que comienza por la división de las tareas de la casa, del trabajo a realizar, y también por el cuidado de las pequeñas gemelas. Momento en el que aparecerá el primer enemigo contra el que luchar: el invierno que se acerca. Y con él, el aislamiento que trae consigo. Ante ellos, el terror, la tensión que provoca entre los hermanos imaginarse en esa situación. El primer paso para destruir su mente frágil.
Pero la nieve y el viento del invierno no son el peor enemigo que se cierne sobre los hermanos. Lo peor siempre está por llegar, y mientras lo hace permanece oculto, esperando el momento. Una amenaza que se oculta tras los árboles del bosque, que toca las ventanas, que se acerca cuando quiere. Y deja un rastro en forma de ramas rotas, ramas que rompe con sus cuernos mientras todo lo ve a través de sus ojos diminutos.
Y no es el único enemigo que acecha a aquellos hermanos. También hay otro en el interior de la casa.
La desesperación se adueñará de todos los sentidos de Alnath, y su único objetivo será encontrar la manera de proteger a su familia del monstruo que habita en casa con ellos, y también de la bestia que vive en el bosque.