Curiosidades de “Vida de uftar” – Juan Luis Monedero

¿Quién es Uftar? Ya te hablamos de él aquí, en este blog. Un orco bueno, quizás demasiado bueno. Un orco cuya vida dio para escribir una novela, pero también para conocer cómo fue su proceso de creación. Un proceso largo, largo. Te lo cuenta el autor de la obra, Juan Luis Monedero.

«Nunca pensé que escribiría una novela de género fantástico de novecientas páginas. Tampoco era mi preferido. Siempre he escrito cuentos. Al escribir novelas, aún me sorprende alargar un relato más allá de lo imprescindible.

Mis novelas eran imaginativas, surrealistas, pero nunca tan extensas ni de este género.

¿Por qué, entonces, Uftar?

Curiosidad, casualidad, desafío. Por esa voluntad propia que adquieren textos y personajes al darles vida. Algunos se conforman con poco. Otros se desvanecen, molestos con la pseudoexistencia otorgada. Finalmente, están personajes como Uftar. Nacen menudos y exigen crecer. Llaman a nuestra imaginación exigiendo su lugar en el mundo.

Hace veinte años escribí un relato fantástico, El pórtico del infierno. Ninguno más hasta Sangre de los héroes. Unas cien páginas para demostrarme que podía abordar la novela fantástica. Personajes deleznables haciendo de héroes: los vanshak, devoradores de cadáveres forzados a defenderse en la guerra. Un texto que comparte con Uftar conceptos y geografía. Se desarrolla tras Uftar. Los vanshak creen en la magia contenida en reliquias. Uftar no cree en la magia.

Al orco bueno se lo menciona de pasada en esta novela. De ahí nació la idea, que sólo creció después de contar su historia. Como homenaje a la primera novela, Uftar se cruza con un vanshak al que dedica un gesto amable.

El libro creció. Las fases vitales se hicieron libros. Seis. La obra nació como proyecto cerrado. Nunca pensé en trilogías. A Uftar no lo pariría en porciones. Por eso se convirtió en una novela extensa.

Antes de escribir me documenté sobre mestizaje en la América colonial, armas, indumentarias medievales, fortalezas, orden de batallas. Aunque casi todo es imaginación por más que uno busque inspiración en datos o personas que conoce.

Tardé ocho años en terminar. Tiempo engañoso. Mientras escribía Uftar seguía con mi vida. Profesional, familiar. Atendía otros proyectos literarios. El alumbramiento se demoró, consumiendo paciencia propia y ajena. La meta se alejaba conforme el proyecto crecía sobre la marcha para contar lo que había pensado narrar en la mitad de espacio. ¡Vaya cuentista rollista! Ya ocurría hace años, cuando los relatos cortos comenzaban a alargárseme.

Nació. Y tocó repasarlo, maquetarlo, registrarlo, enviarlo. Un trabajo rutinario pero interminable. Dos años hasta la publicación, salvo los pocos ejemplares autoeditados para mis allegados.

¿El título? Era una vida, claro. El nombre del héroe, un accidente. Eufónico, pensé. Breve, sonoro. Después comprobé que no existía otro Uftar literario. Solo un ídolo mencionado en la serie Buffy Cazavampiros respondía a ese nombre. Un detalle efímero e intrascendente.

Ahora es mi Uftar, mi retoño, que camina ante quien sienta deseos de acompañarlo y disfrutar de sus aventuras.

¡Desafío conseguido!».

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.