Pocas novelas tienen un título tan sugestivo como Soñando un sueño, de Anselmo Díez Díaz; una novela de acción, policiaca y de intriga, en la que los personajes se ven involucrados en una serie de sucesos, engaños, muertes, persecuciones y pesadillas que suceden en el Museo del Prado y en otras pinacotecas del mundo. Llena de curiosidades, como ya habrás podido colegir de estas primeras líneas. Te las regala el propio autor.
«El personaje principal, y en torno al que gira la novela, es Adrián Fonseca —nos confiesa Anselmo Díez Díaz—, joven de veinte años de un pequeño pueblo, que decide viajar cuatrocientos kilómetros para vivir en Madrid, harto de la vida tan dura y sin futuro que tenía entre ganado y tierras a finales de los años sesenta».
«Después de recorrer todo Madrid, su sitio favorito era, sin duda, el Museo del Prado. Le fascinaba la pintura, y estuviera donde estuviera siempre llevaba un cuaderno bajo el brazo y unos cuantos lapiceros en el bolsillo superior de la chaqueta», prosigue.
Eso, en lo que respecta a Adrián Fonseca. Pero hay más personajes en la novela. «Otro personaje importante es Jaime de Aguirreneche, director del Museo del Prado —analiza de nuevo Díez Díaz—. Persona acaudalada y de familia rica, erudito y gran conocedor del arte de la pintura. Según se desarrolla la novela, surgen enfrentamientos con Adrián Fonseca por diversas causas y hechos dentro del museo y en la vida cotidiana».
Por todo lo dicho hasta ahora, ya habrás adivinado que el lugar donde todo se desarrolla es el Museo del Prado, «sitio que siempre ha sido un buen semillero de novelas, de películas y en general, de arte. Este es el marco de la acción de esta novela, además de recrear otros sitios del mundo, incluso al otro lado del charco, y pinacotecas como el Rijksmuseum de Ámsterdam», sigue confesando. Y te deja esta perla para abrir boca: «Ir al museo es una delicia que puede convertirse en amarga cuando descubres que los cuadros no son originales, si no copias realizadas por ti…».
Y esto, ¿por qué? Porque Adrián y Raúl descubren que sus cuadros terminan expuestos en grandes museos, y deciden investigar para descubrir cómo han llegado a esas pinacotecas sus pinturas, y por qué. «Adrián y Raúl nunca podrán imaginar lo que ocurre cuando deciden investigar una gran trama de ventas de cuadros, que los llevará a recorrer el mundo poniendo en peligro sus vidas», termina por confesar Anselmo Díez Díaz.
Y ahí te dejamos con la intriga…